La alegría muda de Mario

Hoy, 31 de mayo de 2011, día en el que se empieza a publicar este blog, soy más feliz que hace un año. Mi niño Mario tiene autismo pero mirarle a los ojos cada mañana es una bendición.



viernes, 9 de septiembre de 2011

La generación de la conciliación perdida

                                 La fila de coches rojos....

Como la petite sigue de adaptación mi idea era, ese rato en el que tenemos que estar cerca de la guarde, pasear con Mario y tomar un café. Je je, no sé por qué hago planes que no se pueden cumplir. El primer día, como Mario no conocía todavía la zona, logré sentarme en la terraza de una cafetería a darle el biberón que no había querido desayunar en casa. El Nescafé, ni lo probé, porque se fue corriendo a jugar con el agua de una fuente y para cuando volvimos a la mesa ya estaba frío.

Ese mismo día, con olfato de enólogo, descubrió a cien metros de la guarde un chino donde venden todo tipo de artilugios. Pero sobre todo tienen coches de todas las formas y tamaños. Mario se puso a jugar con todos los medios de transporte que encontró a su paso, hasta que vio un contenedor con decenas de coches de todos los colores y para cuando me di cuenta ya había seleccionado, sacado de la caja y alineado, todos los coches rojos e iguales de la tienda. Apurada, ese día compré uno de los coches.

Al día siguiente, no hubo ni café ni fuente porque con memoria de elefante se fue directo al chino, cogió un autobús con música y ritmo y jugó hasta que se agotó la pila. Fui donde el señor chino, que estaba en la caja y le pregunté si le importaba que mi hijo jugara un rato. El señor chino no hablaba castellano y yo no podía explicarle por señas que mi hijo tiene autismo y que su tienda es lo de lo mejorcito de la zona así que apurada compré un carrito con un muñeco dentro (porque autobuses y coches tenemos en casa a decenas), me gasté 20 euros y recé para no volver de nuevo, porque a este paso la adaptación de la petite me iba a salir recara.

El tercer día tuve que comprar un avión con luces y ruido de motor…

Mario ha empezado hoy por fin el cole nuevo. Pedí a su profesora una foto del cole y le he ido anticipando. También le he puesto su bata nueva, bordada con su nombre (la abuela, que sabe mucho de cosidos) y todo chulo hemos bajado a la calle para que el portero (hoy por hoy el mejor amigo de mi hijo) lo viera y le chocara la mano. Están cinco niños en el aula, de edades y capacidades diferentes, pero en las aulas TGD el plan es individualizado y las profesoras son un amor. Mario adquirirá las habilidades sociales que necesita para emprender un futuro plagado de esperanza.

Así que...¿conciliar? Pues sí, es posible, gracias al megamadrugón de mi marido y a que he dejado un trabajo fijo y he montado mi propia empresa, con la consecuencia de flexibilidad de horarios (trabajo más horas pero me organizo el tiempo adaptándolo a las necesidades puntuales familiares), disminución de ingresos (por el momento…), incertidumbre temporal y futura pero libertad y felicidad presente. No hay otra forma de poder atender bien a los niños, teniendo en cuenta los calendarios escolares, las adaptaciones, que si en septiembre no hay comedor, que si todos los puentes me vienen bien…

Es lo que tiene nuestra generación. Hace cuarenta años sólo trabajaba, en general, un miembro de la unidad familiar, por lo que el otro se quedaba a cargo de la casa y los niños. Hoy trabajan los dos y no se ha solucionado bien cómo gestionar las necesidades del entorno familiar. Quizá dentro de 20 años, los servicios existentes den tranquilidad a los padres, que hoy queremos trabajar, realizarnos profesionalmente, cuidar y pasar tiempo con los niños, no abusar de los abuelos y tener espacio personal. Bufff… todo todo no es posible. Somos la generación de la conciliación perdida  (¡y si encima escribes un blog ni te cuento!).

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Yo dejé mi trabajo hace ya un año, y, por fortuna, con el trabajo de mi esposo y mis ahorros he podido que darme en casa a cargo de mi beba, pero si no fuera así, no habría posibilidad alguna de poder disfrutar de este tiempo con mi pequeña. Me habría tocado dejarla con una niñera desde los 3 meses (como hace el 95% de las mamás en mi entorno) y a trabajar porque no hay de otra. Doy gracias a Dios que tengo esta oportunidad. Espero que a tus dos peques les vaya muy bien en su cole y que tanto a ti como a tu esposo, les salga todo según lo tienen planeado. Un abrazo!!

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  2. ayy que tienen esos chinos;) de repente sabes de memoria donde estan todos los chinos del bario, bueno de la ciudad entera.. y toboganes y panaderias y chucherias y siempre tienes que llevar dinero encima:)

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  3. Leo tu blog desde hace unas semanas pero creo que no había comentado hasta ahora...
    Estás hecha una madraza y te admiro, has tomado la mejor decisión y ojalá te vaya muy bien. Yo quiero intentar lo mismo pero ya veremos cómo sale :D
    Espero que Mario se adapte muy bien al cole nuevo, ¡seguiré leyéndote!

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  4. Aupa familia!!!!Un megaabrazo desde Santander donde tambien estiramos las horas como el chicle para llegar a todo ( bueno a casi todo, ratios aparte jejeje).Mucho animo en este inicio de curso tan intenso para vosotros cuatro pero lleno de grandes objetivos y perspectivas, seguro que todo ira sobre ruedas.
    Besazos.Irenito

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  5. Yo me casé hace 40 años, no he podido trabajar fuera de casa, y te juro que hubiese dado todo por poder hacerlo. Es verdad que a principio quizá venga bien por los niños, pero ellos enseguida crecen, el tiempo pasa muy aprisa, y en la vida no todo es ser madre o esposa.
    Al final, tu ante ti misma es lo más importante y definitivo.
    ¡Los señores chinos son la pera!

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