La alegría muda de Mario

Hoy, 31 de mayo de 2011, día en el que se empieza a publicar este blog, soy más feliz que hace un año. Mi niño Mario tiene autismo pero mirarle a los ojos cada mañana es una bendición.



domingo, 2 de octubre de 2011

Me quedan dos días para cumplir 41 años….

Hemos decidido que Mario deje la estimulación que había comenzado en la Asociación y que yo retome las sesiones de terapia que le hacía, a diario, hasta antes del verano. Creemos que lo conocemos  bien y somos más capaces de establecer el nivel adecuado de intervención, el límite de exigencia y las metas y objetivos que puede alcanzar. 

La contrapartida es que hacerle terapia cuatro días a la semana supone preparar materiales, dedicarle ese tiempo escaso que estaba previsto para toda la familia, no bajar el horizonte de entusiasmo e hilar muy fino en los ejercicios y los juegos que elabore para que Mario no se frustre, se divierta y no se agote. 

La compensación, esperemos, es que la calidad de vida de Mario puede mejorar, ahora que es pequeño y su mente es flexible y absorbente como una esponja y que la plasticidad de su cerebro hará que las conexiones neuronales labren caminos de enlace para asociar imágenes y palabras, frases y sentimientos.

Sí  que vamos a mantener las clases de natación, un día a la semana, dirigidas. Pero como cada niño está con un voluntario, Mario va a estar en la piscina con el mejor voluntario del mundo: ¡su padre! Esperemos que le haga caso…

¡Cuántas cosas pueden pasar en un año!…¡cuántas cosas pueden pasar en un minuto!  Me quedan dos días para cumplir 41 años y miro a los niños y pienso en cuánto se parecen. A Mario y a la petite les encanta tirar cosas. Porque sí, por tirar. A los dos les chifla (bueno, a Mario le chiflaba cuando era pequeño y a su hermana ahora) destrozar el papel de baño,  vaciar las cajas de Tampax o usar el mando del vídeo como teléfono.

Pero creo percibir diferencias.  Leyre de momento mira y ve. Si le lanzo un coche de juguete me lo devuelve. Se queda ensimismada pero le dura poco. Cuando llega alguien a casa percibe la llave en la cerradura y se queda a la espera. Cuando le señalo con el dedo a Pocoyó , Eli o Lula me observa atentamente y se me saltan las lágrimas de felicidad y de miedo. No estoy segura, pero supongo que Mario al principio también me seguía y luego perdió, no el interés, sino la conexión. No sé cuándo fue. 

Por favor, que a Leyre no le pase. 

Que esto no dé la vuelta. 

Que el  camino gire pero no se retuerza. 

Que las nubes viertan lluvia y se vayan volando.

3 comentarios:

  1. ¡Muchas Felicidades por tus espléndidos 41 años!
    Me parece muy inteligente lo que has hecho con Mario: esa conexión con el mundo que se cerró va a volver a conectarse, tu vas a hacerlo, y yo quiero participar de tu alegría.A Leure no le va a pasar, porque tu ya estás en guardia y no lo vas a consentir. El cérebro es fantástico, solo necesita amor para volar, y tu de eso andas sobrada.
    Te deseo un día felz con los tuyos, te lo mereces.

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  2. Feliz cumpleaños!!!Espero que tus bebes sigan progresando cada día mucho más!! Eres una excelente mamá, llena de coraje y valentía.

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  3. Acabo de descubrir tu blog y me esta encantando. La valentía, la fuerza, el coraje con que estas enfrentando el autismo de Mario es admirable. Felicidades ayer por tu cumple y sobre todo felicidades por ser mas feliz cada día y enfrentar el futuro con tanto optimismo.
    Yo también soy de pamplona, aunque vivo fuera desde hace ocho años que me case......
    Espero que todo siga yendo hacia delante y cada día las cosas vayan mejor. Un abrazo

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